aceptemos que es un trabajo del hombre, es, asimismo, un trabajo cuya herramienta, aparte de las tradicionales de manipulaciones, es la síntesis imaginativa.
Pues bien. Sara Blanco que cuelga una buena colección de pinturas y dibujos en la sala del Ministerio de Cultura, hace realidad estas de trabajo e imaginación porque sus cuadros más significativos, precisamente, constituyen una buena lección de expresionismo en los que la realidad se intuye más que se palpa. Un cuadro con cierta técnica “puntillista”-divisionista como diría Apollinaire- tiene la cautivadora presencia del lirismo puesto al servicio de una cabal manifestación. Pero señalar este cuadro no nos daría la dimensión de las posibilidades de esta pintora. Sara Blanco es proteica en cuanto elige temas y figuraciones en los que aparece un cierto y velado surrealismo, o unos rasgos de simbolismo próximo a la interpretación de los pos-románticos.
Quiero decir con las palabras precedentes que Sara Blanco es aún una pintora en evolución, pero esta circunstancia es la que da nervio e imprevisibilidad a una pintura que no se deja vencer por el tiempo, sino que avanza sobre él a base de experimentación y ensayo .Esto es importante porque, aunque muchas veces no se tiene muy claro lo que se quiere, sí se tiene lo que no se quiere: la inmovilidad y el fijismo…”
Fernando Mon
(Numerario de la Asociación Española de Críticos de Arte)
La Voz de Galicia”, domingo, 7 de Agosto de 1986, A Coruña.
“…Sara Blanco expone en la sala de Aula de Cultura de la Caja Postal, obra pictórica…
Pudiera afirmarse que se siente renovada, con decisión de seguir caminos de fecunda, a veces un tanto hermética, expresión, a través de la pintura. Incrementa el color y lo tensa en rojos valientes o azules para caballo con jinete , doncella, en donde las pasiones se concentran y


